¿Qué es
la resiliencia?
Resiliencia
es la habilidad para sobrellevar el estrés y ser capaz de afrontar con éxito
situaciones difíciles. Se considera un tipo de fenómeno caracterizado por
obtener buenos resultados a pesar de la presencia de graves amenazas para la adaptación
o desarrollo de la persona. Por ello, la resiliencia implica dos factores: un
evento negativo y una habilidad de adaptación. Los eventos negativos o factores
de riesgo son obstáculos que impiden a la persona obtener un desarrollo social
y personal óptimos.
La resiliencia es un fenómeno universal en el proceso de adaptación humano, que
además suele darse de manera más frecuente de lo esperado. Por ejemplo, un
divorcio, un despido, una ruptura son eventos estresantes que pueden mermar la
salud emocional. Sin embargo, con el tiempo superamos cualquier obstáculo en
mayor o menor medida. En la infancia el estrés puede manifestarse como
problemas de salud o académicos. No obstante, la resiliencia ya está presente
desde muy temprana edad, y la habilidad de los niños para desarrollar
flexibilidad emocional ante situaciones traumáticas puede resultar sorprendente
La
resiliencia podría convertirse en una estrategia muy útil para afrontar los
problemas diarios a los que todos tenemos que hacer frente a diario. Es por
ello que la labor del psicólogo debería estar enfocada a desarrollar esta
flexibilidad emocional que permite ver el mundo de un modo más positivo. Como
dice el dicho "lo que no mata hace más fuerte". Es por ello que fomentar
esta habilidad para salir fortalecidos ante las adversidades mejoraría nuestra
experiencia emocional.
¿Cómo fomentar la resiliencia?
La
razón por las que las unas personas desarrollan resiliencia y otras no depende
de varios factores. Se cree que la
personalidad inherente del sujeto o el aprendizaje temprano en la infancia son
factores muy influyentes en el desarrollo de emociones positivas a pesar de los
obstáculos de la vida diaria. Respecto a la influencia de la personalidad, se
ha visto que las personas resilientes se benefician las emociones positivas a
la hora de enfrentarse a un momento estresante. Esto les ayuda a manejar la
situación de un modo más constructivo, transformando el obstáculo en un reto.
Sienten la necesidad de superar la adversidad y de salir fortalecidos de ella.
Esta
forma de enfrentarse a los obstáculos se ve influida por la personalidad, pero
también por el aprendizaje. Es por ello que todos podemos desarrollar esta
habilidad con paciencia y entrenamiento. La clave reside en la emociones
positivas. Las emociones positivas consiguen que la persona sea capaz de reevaluar
la situación y de pensar en soluciones en lugar de lamentarse. Mientras que las
emociones negativas nos encierran en un bucle, las emociones positivas nos
permiten salir de él.
Así,
la receta para la resiliencia sería la
siguiente:
- Conseguir resultados positivos a
pesar de los acontecimientos vitales adversos. Para ello se deben separar las
emociones positivas de las negativas, "eligiendo" centrarse en las
positivas (a pesar de que sea inevitable sentir las negativas). Las emociones
son complejas, y entender que todas ellas tienen una parte positiva y otra
negativa ayuda a ser más flexible ante situaciones difíciles.
- Adaptarse y recuperarse lo más
rápido posible de los estresores ambientales. Para ello a veces es necesario
considerar el problema desde un enfoque constructivo, aceptándolo o centrándose
en encontrar soluciones posibles.
- Entender que las emociones son
modificables y que tienen una función útil dependiendo del contexto en el que ocurran.
Es por ello que un cambiar la perspectiva
del problema hace que cambie el contexto, y de este modo la emoción.
Fuente:
Fredrickson (2003) What Good Are
Positive Emotions in Crises? J Pers Soc
Psychol.
Masten (2001) Ordinary Magic:
Resilience Process in Development. American Psychogist
Rutter, Michael (1987) Psychosocial
resilience and protective mechanisms. American Journal of Orthopsychiatry
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