domingo, 11 de mayo de 2014

La Mente Contagiosa: Manías Colectivas


A lo largo de la historia se han podido observar diversas enfermedades colectivas, las cuales aparecieron y desaparecieron fugazmente. 

   - El Baile de San Vito fue un fenómeno observado durante el año 1347 en pueblos medievales ubicados en la ribera del río Rin. Consistía en un baile colectivo, iniciado espontáneamente, el cual podía durar días, llevando a sus participantes a la muerte por ataque cardíaco o por extenuación. Más adelante, en el 1518 se documentó un nuevo resurgimiento de esta extraña locura colectiva.

   - Epidemia de la Risa. Tanzania, 1963, en un colegio femenino de Bukoba se observó una epidemia de risa. Se inició con dos niñas, para luego extenderse por más de la mitad de las 217 alumnas del centro. Los ataques duraban desde horas hasta días, volviéndose violentas las niñas si se trataba de hacerlas para de reir. Finalmente se cerró el colegio a causa de esta curiosa epidemia.


  - Dromomanía. Francia, años 1886-1909. Surge en el país una urgencia incontrolable por viajar y hacer turismo (también denominado dromomanía). El caso más destacado es el de Jean-Albert Dadas, quien viajó  y viajó hasta el punto de no recordar ni dónde estaba ni dónde había estado. Fue hospitalizado debido a su nivel de agotamiento, e incluso su médico escribió un libro sobre su caso  llamado  "Les aliénés voyageurs".



  - Koro. Singapur, 1967. Un gran número de hombres (más de 1000) sufrieron el síndrome de retractación genital o Koro. Consiste en experimentar una fuerte ansiedad por el miedo a que los genitales se encojan. Este miedo lleva a tratar de evitar las consecuencias de un retractación del pene mediante el uso de pinzas o alicates. Se cree que también hubo caso de gran ansiedad por miedo a no rendir sexualmente en regiones de África y Asia en el 300 a.C.

   - Motor Hysteria, observada en algunos conventos, sobre todo el Alemania durante 1400 y 1700, donde las mojas actuaban colectivamente de modos extraños. Algunas se comportaban como si estuvieran poseídas, gritando y soltando espuma por la boca, o maullaban y trepaban a los árboles, simulando ser gatos. Cabe recalcar que la mayoría de las mujeres que lo sufrían eran metidas a monja de clausura en contra de su voluntad.

A pesar de no existir una evidencia clara de las causas que llevan al ser humano a contagiarse tan fácilmente de comportamientos insólitos, se cree que es la mezcla de una presión insoportable y una vida llena de insatisfacciones lo que favorece este tipo de transmisiones colectivas. 
Curioso sistema para liberar la mente, ¿No creeís?